de qué trata la ley ela

¿Cómo afecta la nueva ley ELA a los profesionales de la Sanidad?

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El 10 de octubre de 2024, el Congreso de los Diputados de España aprobó por unanimidad la nueva Ley ELA, destinada a mejorar la calidad de vida de personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y otras enfermedades neurológicas de alta complejidad y curso irreversible. Esta ley, respaldada por todos los grupos políticos, busca agilizar el reconocimiento de la discapacidad y dependencia, estableciendo un plazo máximo de tres meses para revisar estos casos. Además, asegura una asistencia continuada 24 horas para los pacientes en etapas avanzadas y garantiza el suministro eléctrico para quienes dependan de dispositivos eléctricos.

Otro aspecto destacado es la creación de un Registro Estatal de Enfermedades Neurodegenerativas, lo que permitirá obtener datos más precisos sobre la prevalencia de estas patologías. La ley también contempla medidas para los cuidadores, como mantener la base de cotización de aquellos que abandonen su empleo para cuidar a un paciente, protegiendo su futuro derecho a pensión.

Este avance legislativo también prevé una dotación presupuestaria de 250 millones de euros anuales para garantizar su implementación.

¿Qué novedades implica sobre los médicos la nueva ley ELA?

La nueva Ley ELA, aprobada en octubre de 2024, introduce varias medidas que impactan directamente a los profesionales de la salud que atienden a pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y otras enfermedades neurológicas complejas. Algunas de las medidas clave son:

  • Atención continua y personalizada: En fases avanzadas de la enfermedad, los pacientes con ELA recibirán asistencia 24 horas al día. Esto requiere que los profesionales de la salud, incluyendo médicos, enfermeros y fisioterapeutas, participen en equipos multidisciplinarios para garantizar una atención integral. El cuidado incluirá soporte respiratorio, alimentación asistida, y rehabilitación tanto en el hospital como a domicilio.
  • Rehabilitación y fisioterapia: La ley establece que los pacientes tendrán acceso a estos servicios, tanto en sus domicilios como en hospitales, con el objetivo de mantener o mejorar las capacidades funcionales dentro de lo posible. Los profesionales de la fisioterapia jugarán un rol importante en la aplicación de estos tratamientos.
  • Capacitación de cuidadores: Los profesionales de la salud también estarán involucrados en la formación de los cuidadores no profesionales, especialmente aquellos familiares que dejan sus trabajos para cuidar a los pacientes. Esta capacitación será clave para mejorar la calidad del cuidado diario y reducir el riesgo de errores o complicaciones.
  • Coordinación de cuidados: La ley enfatiza la necesidad de una mejor coordinación entre los cuidados sanitarios y sociales, lo que involucra a los equipos médicos en la planificación continua de la atención a largo plazo. Esto asegura que las necesidades complejas y cambiantes de los pacientes sean atendidas de manera efectiva.

Estas disposiciones buscan mejorar la calidad de vida de los pacientes y ofrecer un mejor soporte a los profesionales de la salud que los atienden.

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La atención domiciliaria, un riesgo para el médico

En términos de responsabilidad civil médica, tanto la atención domiciliaria como la hospitalaria presentan riesgos, pero varían en función de ciertos factores asociados a cada entorno.

En la atención domiciliaria, la responsabilidad civil puede aumentar en algunos aspectos:

  • Limitaciones en el acceso a equipos y personal especializado que pueden afectar la calidad del diagnóstico o el tratamiento.
  • Fallas en la continuidad del cuidado, dado que los médicos tienen menos control sobre el entorno del paciente, lo que puede complicar la adherencia al tratamiento o el monitoreo de la evolución.
  • Documentación insuficiente o menor capacidad para recoger pruebas claras del seguimiento médico, lo que podría hacer más difícil defenderse en casos de reclamaciones legales.
  • Desgaste del equipo médico, por ejemplo, equipos de ventilación en pacientes crónicos, que pueden fallar y no estar debidamente mantenidos en entornos domiciliarios.

Los riesgos en la atención hospitalaria están más relacionados con el volumen de pacientes, la delegación, y las infecciones asociadas al entorno hospitalario. Por su parte, en la atención domiciliaria, los riesgos principales se derivan de la falta de infraestructura inmediata y la menor supervisión continua del paciente.

En conclusión, aunque ambos entornos conllevan riesgos, la atención domiciliaria puede presentar mayores desafíos en términos de control de calidad y disponibilidad de recursos, lo que podría aumentar la responsabilidad civil en situaciones críticas donde la intervención inmediata es fundamental y no siempre posible.

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