Las quejas y las reclamaciones por el trabajo de médicos y dentistas es algo relativamente asumido por estos profesionales. Sin embargo, hay una manera más informal de recibir estas quejas como es a través de las redes sociales o de los directorios profesionales. Esta práctica contra la reputación de los médicos se conoce como ciberacoso.
En una época dominada por la tecnología, las reclamaciones que surgen en el mundo de las redes sociales e internet suponen un daño que se multiplica por la propia velocidad de propagación que tiene este medio. Además, es realmente difícil defenderse puesto que las publicaciones perniciosas escapan a nuestro control.
En este universo tecnológico, las virtudes más valoradas para la mejor defensa de los intereses y derechos de los profesionales son la agilidad y la eficacia de la actuación. Con ellas se consigue no solo mitigar los efectos de una publicidad negativa, sino que se logra dar una respuesta adecuada a las necesidades que nos pudieran surgir.
Es indudable la ventaja que supone aprovechar los beneficios de este medio. La propagación de la imagen de nuestro perfil profesional o de nuestra clínica o consulta se vuelve mucho más sencilla. Sin embargo, esta apertura no puede hacerse de una manera descontrolada. Deberá de analizarse cuidadosamente asegurándonos de que tenemos todos los aspectos jurídicos bien cubiertos.
Algunos pacientes pueden aprovecharse de la impunidad que le dan determinadas plataformas para realizar una crítica feroz y desproporcionada a los profesionales que les han atendido solamente con el fin de obtener su propio beneficio aun cuando su reclamación sea del todo infundada.
Ejemplos de ciberacoso contra médicos
Los comentarios más suaves que podemos sufrir son del tipo:
- “El doctor me informó que conseguiría un resultado favorable de tratamiento de….”.
- “El doctor me informó que si me operaba de la hernia no volvería a sufrir dolor alguno”.
- “Como consecuencia de la intervención de Lasik realizada en la clínica… he sufrido una pérdida de visión importante”.
El profesional sanitario en estas situaciones tiene muy pocos recursos para defenderse. No obstante, debe actuar pronto si quiere evitar que la mala prensa pueda tener un crecimiento viral. Llegado ese momento, los daños y perjuicios sean del todo irreparables.
Por ello, nuestra recomendación es que se establezcan protocolos especiales para cuando se produzcan este tipo de reclamaciones o quejas en la red, verificar que se dispone de esta cobertura en su póliza de Responsabilidad Civil Profesional que garantice la posibilidad de interponer demandas de contraataque y, finalmente, disponer de un despacho especialista que le garantice una respuesta adecuada ante este tipo de situaciones.
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