¿Qué sistemas complementan mejor la pensión de la Seguridad Social?

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Existen varios productos destinados a tal fin. Como ya hemos comentado anteriormente, según la edad, la capacidad financiera y el perfil financiero, podemos elegir el que mejor se ajuste a la situación particular de cada uno, o mejor aún, hacer una combinación de varios y así aprovecharme de las ventajas de cada uno de ellos.

Vamos a hacer un análisis genérico de las distintas posibilidades que hay.

Podemos agruparlos en tres categorías: sistemas de previsión social (planes de pensiones, planes de previsión asegurados), PIAS (planes individuales de ahorro sistemático) y seguros de ahorro. A su vez, dentro de cada una de estas categorías hay un abanico de posibilidades, en función del activo financiero, del plazo, del riesgo de la inversión, de la rentabilidad esperada, etc.

Los planes de pensiones y los planes de previsión asegurados (PPA) son los productos por excelencia para completar las prestaciones de jubilación de la Seguridad Social, ya que no tienen liquidez anticipada y así nos obligan a cumplir el objetivo para el que están destinados y para el que los hemos contratado, que es la jubilación. Además gozan de un excelente trato fiscal, ya que las aportaciones que cada año vamos realizando nos las desgravamos en el IRPF.

Existen unos límites anuales de aportación, que la Ley los fija en: 10.000 €/año para personas con menos de 50 años y 12.500 €/año para los mayores de esta edad. Los planes de pensiones no tienen rentabilidad garantizada, pero por ello no son productos inseguros ya que están regulados por la DGSFP (Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones) y gestionados por la entidad gestora correspondiente que es la entidad financiera encargada de comprar activos financieros que se ajusten a la finalidad del plan sin incurrir en riesgos. Pero para aquellas personas que quieran garantizar sus aportaciones y un tipo de interés fijo, existen los PPA, que funcionando como un seguro, esto es, garantizando las primas y el tipo de interés, tienen las mismas ventajas fiscales que los anteriores.

¿Cuál es mejor? Depende de las circunstancias de cada uno y de las preferencias del inversor. Ambos sistemas son muy flexibles ya que se pueden movilizar entre sí, esto es, el ciudadano puede mover sus derechos consolidados entre diferentes planes de pensiones y PPA, tantas veces como quiera y en las entidades y productos que elija, sin límite ni coste alguno por cambios realizados.

También tenemos los PIAS (planes individuales de ahorro sistemático), que siendo productos que cubren el mismo fin, también los podemos utilizar para otro diferente, ya que gozan de liquidez antes de la jubilación. Se trata de seguros de ahorro con un tipo de interés garantizado o bien, para quien quiera obtener rentabilidades superiores con mayor riesgo, pueden contratarlos sobre fondos de inversión. Estos elementos no gozan de desgravación fiscal y por ello tienen el mejor trato fiscal de salida. También en este caso las aportaciones están limitadas, a 8.000 €/año y 240.000 € en la totalidad de aportaciones a lo largo de su duración para cada sujeto. Estos límites no suman a los anteriores, son independientes de los citados para sistemas de previsión social. Si este plan tiene una duración de 10 o mas años, podremos elegir la forma de cobro: como capital, o como renta vitalicia. Es aquí donde el beneficio fiscal es máximo, ya que por ejemplo, para personas con mas de 69 años, tiene una reducción fiscal del 92% de dicha renta vitalicia, quedando el resto (el 8%) a tributar como un rendimiento del capital mobiliario (actualmente al 21%) en el IRPF.

Finalmente existen los seguros de ahorro que funcionan igual y sirven para lo mismo que los anteriores. Una diferencia con los PIAS es que los seguros de ahorro no se pueden cobrar como renta vitalicia, sino solamente como capital. Otra diferencia, es que no tienen límite de primas y además que lo pueden contratar una empresa o persona física diferente al que se asegura.

En definitiva, existe un amplio abanico de oferta de productos para que el contribuyente elija cual es el que mejor se adapta a sus necesidades y preferencias, o que combine diferentes posibilidades para optimizar su rentabilidad financiero fiscal y la liquidez de sus inversiones.

Lo que es verdaderamente importante es que contratemos alguno, porque como todos sabemos, las prestaciones de jubilación de la Seguridad Social cada vez serán de menor cuantía, aun cuando las reformas actuales y las que están por venir, intenten garantizar la sostenibilidad del sistema.

Otro factor muy importante a tener en cuenta es la edad de comienzo. Normalmente pensamos que son productos para personas en edad madura y eso es un gran error. Cuanto antes comencemos aunque sea con aportaciones muy pequeñas, mucho mejor, ya que como el funcionamiento es de capitalización compuesta individual, conseguiremos unos mejores resultados con menores esfuerzos de ahorro.

Mª Eugenia Líbano Balsebre
Responsable de Formación en Aviva Vida y Pensiones

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