Crecen las reclamaciones por tratamientos de ortodoncias

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Hasta hace no mucho era difícil ver en los despachos de abogados reclamaciones por temas relacionados con la ortodoncia. El cambio de perfil del paciente y la impaciencia de los mismos ha provocado un aumento de estas reclamaciones. El objeto fundamental de este tipo de reclamaciones se debe a la falta de pruebas preoperatorias, la falta de un adecuado consentimiento informado, tratamientos excesivamente largos y la falta de resultados.

La mayoría de los casos suele tener un elemento común: los familiares del paciente o el propio paciente tenían presupuestada una cantidad máxima para gastar y cuando el tratamiento se alarga ven cómo el tratamiento también se encarece.

En este apartado es donde el consentimiento, o su ausencia, supone un elemento esencial. En el mismo debería de contemplarse tanto la posible duración, como la posibilidad de que los tiempos se alarguen, la necesidad de revisiones continuas, la obligación de un correcto seguimiento del paciente y la falta de posibles resultados.

Los protocolos exigen una serie de pruebas necesarias para la práctica o planificación de la misma por lo que la falta de dicha documentación en la historia clínica supondrá la presunción de que no se realizaron. En estos casos el juez podrá entender que alargar un tratamiento de ortodoncia se considere un error en la práctica del odontólogo.

Por todo esto creemos necesario en este tipo de tratamientos que se establezcan unos protocolos que sirvan para prevenir posibles reclamaciones en el futuro. En primer lugar se debe realizar una correcta planificación del tratamiento con las pruebas diagnósticas necesarias y documentando el estado previo del paciente. Se debe redactar un buen consentimiento informado que no solo advierta de los riesgos sino de la imposibilidad de asegurar el tiempo del mismo o la consecución de resultados. Por último un seguimiento post operatio con documentación gráfica y anotando los incumplimientos de las obligaciones del paciente y, sobre todo, nunca asegurar el tiempo que puede durar el tratamiento que se va a acometer. Todas estas medidas no evitarán necesariamente una posible reclamación pero, al menos, sí la mitigarán.

 

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