Hipoxia silenciosa

Hipoxia silenciosa y Covid-19

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Uno de los síntomas en los que está derivando la presencia del Covid-19 en el organismo es la hipoxia silenciosa. Es conocida como aquella escasez de oxigenación en las arterias, derivando en una respiración dificultosa del paciente. Las personas que lo experimentan, suelen sentir cierta presión en el pecho y experimentan la disnea, sensación de escasez de aire. El término es denominado así por su naturaleza engañosa y su difícil detección.

Sin embargo, los pacientes que experimentan la hipoxia silenciosa suelen sentir cierto cansancio durante la realización del ejercicio físico. No obstante, esta escasez de aire es constante. Se considera un problema peligroso ya que los pacientes solo acudirán a vuestras consultas o áreas de urgencia cuando la saturación de oxígeno sea muy baja.

Según Elmer Huerta, especialista en salud pública y oncólogo en España, esta situación es experimentada por un 5% de los casos de coronavirus en la segunda fase del proceso vírico. Es frecuente que los pacientes hayan presentado los síntomas mencionados anteriormente unos 7 días antes de acudir a consulta, como por ejemplo: opresión respiratoria o incapacidad para realizar aspiraciones profundas.

¿Cuál es la relación entre la hipoxia silenciosa y el coronavirus?

El médico de urgencias, Richard Levitan, se dedicó, durante más de 20 años, a enseñar a médicos de todo el mundo, los procedimientos de intubación especializados. Tras la observación de los fallecimientos de Covid-19, Levitan comenzó a hablar públicamente sobre el término de “hipoxia silenciosa”, como una de las grandes consecuencias del virus. Como también comenta el Ministerio de Sanidad.

La neumonía, provocada por el coronavirus, ha sido una de las grandes protagonistas de las salas de urgencias. Sin embargo, en una de las entrevistas que le hicieron a Richard Levitan, afirmó que casi todos los pacientes de su sala estaban ingresados por neumonía.

La hipoxia silenciosa y la situación fisiológica de la persona provocarán un aumento de la inflamación, mientras se colapsan las bolsas de aire y los niveles de oxígeno caen bruscamente.

Lo que ocurre en estos casos es que el paciente no confiesa tener problemas respiratorios, aunque las radiografías de tórax confiesen la existencia de niveles de oxígeno desfavorables y neumonía.

Posibles tratamientos recomendados

Estos procedimientos tienen, como objetivo principal, reducir las consecuencias negativas que provoca la reducción de los niveles de oxígeno en sangre. Así, el paciente podrá respirar con normalidad mientras lográis mejorar su calidad de vida.

Los síntomas más comunes que experimentarán son: dolor de cabeza, piel azulada, falta de aire, náuseas, dificultades en la vista… Por todo ello, la elaboración de un buen diagnóstico es fundamental, así se conseguirá el tratamiento idóneo para el paciente:

  • Terapias de oxígeno: será bueno para los momentos en los que la persona deba realizar deporte.
  • Rehabilitación pulmonar: está más recomendado para los pacientes que sufren hipoxia silenciosa por consecuencia de la EPOC.
  • Antibióticos: proporcionados si la persona presenta neumonía a causa de una bacteria.

Tener un diagnóstico previo es fundamental para que la hipoxia silenciosa no vaya a más. Por eso, una de las recomendaciones que podéis formular a los pacientes es que cuenten con un oxímetro. Medirá la saturación de oxígeno en sangre al momento.

Esta enfermedad sigue sorprendiendo a muchos médicos y sanitarios como vosotros. Se espera que muchos pacientes, en esta situación, estén en estado de shock. Pero, sin embargo, se encuentran despiertos y receptivos. Aunque los científicos conocen los motivos por lo que la persona no tiene demasiadas dificultades para respirar, siguen investigando cómo afecta el Covid-19 en la hipoxia silenciosa. 

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