Inteligencia artificial en medicina

Inteligencia artificial en medicina: ¿qué ventajas y retos supone?

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La inteligencia artificial ha irrumpido con mucha fuerza en la sociedad actual. En todos los ámbitos y trabajos se está empezando a implementar y a utilizar la información procedente de la inteligencia artificial. El Big data ha abierto una nueva vía de adquisición de información para el usuario y, así ha ocurrido con la medicina. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse y va a tomar un papel protagonista en la profesión médica llevando a un paso más al concepto de salud digital, tema sobre el que hablábamos hace un tiempo en nuestro blog. 

Origen y evolución de la inteligencia artificial

Desde la descripción inicial de inteligencia artificial, que era la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes (Allan Touring); hasta la concepción actual: todo software que replique capacidades humanas, que entiendan y reaccionen con el entorno a un nivel más profundo; hay una gran diferencia cualitativa en el concepto, aunque la base es la misma. En el camino, se ha incluido que dicho software sea capaz de emular la inteligencia que tenemos los seres humanos basada en aprendizaje, razonamiento y autocorrección.

Inteligencia artificial y medicina: conceptos a tener en cuenta

La digitalización y el Big Data ha supuesto una mejora enorme en el ejercicio de la medicina, va a permitir dar un paso más en la comprensión de ciertas enfermedades y tratamientos, ya que nos dará una información más detallada. De hecho, la digitalización de la información facilita enormemente la labor de los profesionales de la salud y por consiguiente la vida de los pacientes. En definitiva, algunas de las ventajas de estos procedimientos son:

  • Ahorrar visitas a centros de salud o reducir los tiempos de las mismas.
  • Poder comprobar los resultados desde cualquier lugar y en cualquier momento.
  • Machine Learning y Deep Learning: aquí el tema se puede tornar un poco más controvertido. No por el registro y análisis de cantidad ingente de información, sino por el tratamiento de la misma y las decisiones que se pueden tomar una vez analizados los datos. Lo que hará siempre es ahorrar tiempo en la búsqueda de información ofreciendo apoyo y soporte a los profesionales de la salud. Algunos de los usos actuales de estos softwares de inteligencia artificial se realizan en:
  • Farmacología: La inteligencia artificial permite desarrollar medicamentos más efectivos, en menos tiempo.
  • Radiología: análisis comparativo de imágenes e interpretación de las mismas gracias a bases de datos y estudios previos.
  • Oncología: Permite la identificación, de manera más sencilla, de patrones ocultos en datos para ofrecer mejores diagnósticos.
  • Robots: algunos de los ejemplos más importantes son la asistencia a la telecirugía robotizada, uso de láser para operaciones oculares, o para multitud de intervenciones. De hecho, cada vez es más habitual el uso de tecnología robótica para la realización de ciertas operaciones y, esta implementación ha supuesto una mejora notable en la realización de las mismas.
Inteligencia artificial en medicina

Las reglas del juego

Al igual que sucede con la irrupción de cualquier tecnología nueva surgen multitud de concepciones erróneas fruto de multitud de películas y literatura que exageran e imaginan utilidades totalmente fantasiosas o muy improbables. Así, como ha sucedido con la Inteligencia Artificial, la ciencia ficción ha sido la culpable de una desvirtuación de su concepto y su utilidad, lo que ha llevado a que muchos ciudadanos vean más riesgos que virtudes en su implementación. Sin embargo, también ha puesto sobre la mesa las reglas del juego que responden a las siglas en ingles FATE, como ya sucedió en siglo XX con Isaac Asimov en la robótica.

  • FAIRNESS: igualdad de todos en su uso.
  • ACCOUNTABILITY: a quién se le atribuye la responsabilidad del uso de estos sistemas.
  • TRANSPARENCY: transparencia en cuanto a la legibilidad y comprensión por parte de todos.
  •  ETHICS: ética y valores respetados por la sociedad. Probablemente falte normativa que regule el uso de la Inteligencia Artificial en la medicina, y siempre reservando la confidencialidad de los datos.

No obstante, no hay que perder la perspectiva con la inteligencia artificial. No podemos permitir que el Big Data determine la supervivencia de un paciente con ciertas dolencias o patologías. Debemos de entender los datos que nos arrojan como una información adicional, no como los cimientos de nuestra labor. En definitiva, la inteligencia artificial y el Big Data debe ser comprendido como un medio que completa y suma la labor de los profesionales sanitarios. 

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