La crisis ha afectado a todos los ámbitos de la sociedad. Han sido varias las ocasiones en las que en Lex Sanitaria hemos analizado cómo la situación económica actual está fomentando las reclamaciones contra los profesionales sanitarios.
Sin embargo, no debemos olvidarnos del notable aumento de impagos que están sufriendo los médicos en el desarrollo de su actividad profesional por de la tan traída crisis económica.
En este contexto económico resulta fundamental guardar determinadas cautelas desde el inicio de la relación jurídica, que nos ayuden a reclamar al cliente los honorarios médicos.
Cuando la relación comercial se realiza directamente con el paciente, es muy importante que el médico prepare un presupuesto lo más completo posible, delimitando tanto los tratamientos que se van a llevar a cabo, como el coste de los mismos y la forma de pago.
El presupuesto debe ser firmado por el paciente como aceptación del mismo, sirviendo así como contrato, pero además puede ser un instrumento para ayudar en la información al paciente de los tratamientos que se van a llevar a cabo.
Es importante que de cada tratamiento, por mínimo que sea y por mucha confianza que tengamos en el paciente, su familia o amigos que nos ha recomendado, se realice un presupuesto completo y que sea firmado por el paciente.
En otras ocasiones los impagos no provienen del paciente, sino de las sociedades con las que concertamos determinados servicios. En este punto, es muy importante que al inicio de la relación contractual se delimiten muy bien las condiciones y cláusulas del contrato para poder conocer sin ningún problema el baremo de precios y la forma de pago.
Durante el transcurso de la relación contractual con la sociedad, es muy importante mantener una buena organización de las comunicaciones de los servicios prestados para que el control de las facturas impagadas sea lo más completo posible, ya que puede ayudar en una posterior reclamación judicial.
En muchas ocasiones se utilizan como excusa para no pagar una factura cualquier incumplimiento contractual por parte del médico, llegando incluso a instar reclamaciones judiciales peregrinas con el fin de amedrentar al profesional para que no reclame sus honorarios.
No obstante el médico no debe aceptar este tipo de pseudocoacciones y acudir a un profesional que le ayude a establecer la mejor estrategia para defender sus intereses.
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