planificación sanitaria

Planificación sanitaria, con origen y objetivo social

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Como ya sentenció Alan Lakein: “Planificar es traer el futuro al presente para que puedas hacer algo al respecto ahora”. O como dice un amigo mío: “mirada larga y paso corto”. Ambas vienen a decir lo mismo: visualiza aquello que quieres conseguir, y planifica cómo poder conseguirlo en el corto, medio y largo plazo. La planificación sanitaria no es ni más ni menos que esto, partir de una premisa que mejora la calidad de vida de los ciudadanos, y conducir todas las etapas del plan a conseguirlo.

Una diferencia a tener en cuenta

Empecemos por el principio, porque pese a no ser un concepto complicado hemos de distinguir palabras, que en otros contextos lingüísticos, se podrían usar de la misma manera, como son programa y planificación. Un plan define, a grandes rasgos, los objetivos finales en un nivel normativo, determinando prioridades, criterios, recursos y tiempos. En el caso de un programa, se concreta en menor tiempo una serie de acciones para lograr la estrategia marcada en el plan.

Las etapas de una correcta planificación sanitaria serían:

  • Análisis de la situación: conlleva recogida de datos e interpretación de los mismos. En cuanto a la recogida de datos, entran en juego el marco referencial (datos geográficos, demográficos, socioeconómicos, culturales, educativos y políticos), el perfil epidemiológico (objetividad de los indicadores), los recursos (materiales, humanos, financieros y organizativos) y también los elementos favorecedores u obstáculos existentes para que la población esté sana. Con ello, se concluyen unos problemas de salud, y unas necesidades de salud.
  • Priorización: a través de la jerarquización de problemas y necesidades se definen las actuaciones necesarias. Las variables que se valoran son la extensión (incidencia o prevalencia del problema), la gravedad (invalidez, mortalidad, calidad de vida, riesgos…), la trascendencia sociocultural y la evolución del problema si no se tomaran medidas.
  • Determinación de metas: pueden ser a fines ideales, las cuales se desarrollan en el largo plazo. O pueden ser grandes líneas directrices del plan, que en definitiva son estrategias de actuación a corto y medio plazo que, si se cumplen, ayudarán en la consecución del fin ideal.
  • Evaluación de resultados: donde se miden 3 variables: los recursos invertidos (inputs), los servicios ofrecidos (outputs), y el impacto en la población (outcome). 

Si quieres profundizar en este tema, te recomendamos este documento.

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Conclusiones

Tal y como estamos viendo, la planificación está más referida a la globalidad del proyecto con líneas de actuación genéricas. Más tarde, esas líneas de actuación se concretan en programas, ya que programar forma parte de la planificación. En palabras de Pineault y Daveluy, que datan de 1987, la planificación sanitaria sería “El proceso formalizado para escoger, organizar y evaluar las actividades más eficaces para satisfacer las necesidades de salud de una determinada comunidad, teniendo en cuenta los recursos disponibles”.

Dentro de los plazos de tiempo que manejamos para la planificación sanitaria, existen dos tipos: a largo plazo (planificación estratégica) y a corto plazo (planificación operativa). Lo importante en este caso es consensuar los objetivos del plan. También informar a los trabajadores porque de la implicación de todas las partes depende, en parte, el éxito o fracaso del plan. Propósitos, objetivos y métodos han de ser asimilados para conseguir cambiar la realidad actual y convertirla en otra mejor.

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