Seguridad atención sanitaria presencial

¿Conoces los 7 pasos para la seguridad en la atención sanitaria presencial?

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Cada día una gran cantidad de pacientes son tratados de forma segura y correcta en la atención primaria. Las tecnologías y nuevos conocimientos de los profesionales hacen que este hecho se pueda seguir produciendo. La seguridad del paciente se considera de máxima importancia, sin embargo, esta práctica puede derivar en ciertos riesgos y en errores que se producirán independientemente de la especialidad del sanitario.

El Ministerio de Sanidad y Consumo de España tradujo, junto al Plan Nacional para el Sistema Nacional de Salud, el documento del NHS (Sistema Nacional de Salud del Reino Unido) sobre Ministerio de Sanidad y Consumo de España. La adaptación al español responde al objetivo de fomentar la información y la formación de los sanitarios, logrando así la seguridad del paciente en la asistencia sanitaria.

La publicación, la cual forma parte de una clara iniciativa a nivel internacional, es una guía para mejorar la práctica diaria de los profesionales. Recoge las 7 áreas clave de actividad en las que los equipos de atención primaria deben trabajar.

¿Cuáles son los 7 pasos para la seguridad en la atención sanitaria presencial?

  • Paso 1. Desarrollar una cultura de seguridad. De carácter seguro y justo. La cultura de seguridad es concienciarse de que las cosas pueden ir mal y que los sanitarios son capaces de reconocer errores aprendiendo de ellos. La seguridad del paciente debe ser parte de la estrategia, misión, visión, objetivos, proyectos y forma de trabajar. Sus beneficios se centran en el impacto del correcto funcionamiento en la organización, ya que el profesional está informado de qué es lo que puede ir mal y de los que ha fallado. De este modo, el paciente se encontrará más confiado y con esperanzas, mientras que los costes en gestionar quejas y reclamaciones disminuyen.

    La cultura de seguridad es responsable y justa. Apoyará al personal cuando sucedan eventos adversos. Asegura que los eventos se tratan de forma imparcial y garantiza el feedback de cara a los pacientes.

  •  Paso 2. Liderar y apoyar a su personal. Establecer un enfoque claro y sólido en toda la organización involucrada. El liderazgo puede proporcionarse a distintos niveles para diferentes grupos de personas y éste puede ayudar a establecer un enfoque más claro y sólido en la seguridad del paciente.

    Existe una lista de control de liderazgo para directores ejecutivos:

  • Desarrollar una cultura de seguridad.
  • Apoyar a su personal.
  • Incorporar su actividad de gestión del riesgo.
  • Promover las notificaciones.
  • Hacer partícipes a los pacientes.
  • Crear una memoria de cuestiones que suelen fallar a nivel nacional y local.
  • Implementar soluciones para prevenir el daño.

    Será importante designar un líder operacional dentro del Servicio Público que se encargue de la formación de los futuros profesionales, y de implementar las herramientas. Designará cargos y establecerá reuniones para compartir información de riesgos potenciales.

  • Paso 3. Integrar su actividad en gestión del riesgo. Crear procedimientos y sistemas que garanticen la gestión de riesgos y fallos. Todas las organizaciones deberán abordar cuestiones de calidad mientras cumplen los modelos de cuidado correspondiente. Ante la llegada de ciertos riesgos, se procederá a su valoración, cuantificación, aprendizaje y buena gestión. Estos riesgos podrán ser clínicos, o no clínicos (tecnológicos, administrativos, seguridad, finanzas…).

    La gestión integrada de los riesgos facilita tanto las prioridades como la toma de decisiones que controlen peligros, costes y beneficios. Permite innovar optimizando el riesgo, el resultado y el coste. Precisa de equilibrio, buenas prácticas, liderazgo y motivación.

  • Paso 4. Promover la notificación. Garantizar que el personal pueda comunicar incidencias a nivel local y nacional. Los incidentes en la atención primaria se producen con frecuencia y, para poder llevar un control de estos, será importante elaborar un sistema de notificación. Sin embargo, es un proceso muy complejo por las grandes diferencias dentro de la sanidad. Todo ello ayudará a garantizar una mejor respuesta, análisis y contacto con el paciente.

    Un ejemplo de ello es el Sistema Nacional de Información y Aprendizaje en Reino Unido. La herramienta promueve la llegada de informes de organizaciones, personal y pacientes para contribuir a la creación de un diagnóstico sobre la situación a nivel nacional.

  • Paso 5. Involucrar y comunicar a pacientes. Desarrollar vías para comunicar y escuchar a los pacientes. Se pretende involucrarles en el desarrollo de servicios más seguros, e incluirles en su propia atención para decidir el tratamiento apropiado; promoviendo un diálogo abierto y bilateral entre el profesional sanitario y el enfermo. De este modo, se ayuda al paciente a sobrellevar los efectos y prevenir las quejas.

  • Paso 6. Aprender y compartir lecciones de seguridad. Fomentar el conocimiento, por parte del personal, de cómo y por qué suceden las incidencias. Por ello, será esencial informar de los fallos en la atención primaria. Es posible que se produzcan porque los profesionales no han contado con la formación adecuada, o porque el procedimiento con el que trabajan sea demasiado antiguo.

    El análisis de causa raíz (ACR) es la herramienta con la que se puede descubrir qué falló en un accidente de seguridad del paciente, cómo sucedió y por qué. Por lo que será fundamental entender por qué ha ocurrido el hecho.

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    Los incidentes que provocan un daño grave o muerte del paciente deberían incluirse en el ACR, clasificándose en: sin daño, bajo, moderado, grave o muerte.

    Las fases del análisis de causa raíz (ACR) se resumen en:
  • Identificar qué incidentes deben ser analizados.
  • Recoger la información.
  • Organizar eventos.
  • Examinar la información para identificar las causas.
  • Comparar barreras (medida de defensa o control para prevenir daños).
  • Desarrollar soluciones y acciones para su implantación.
  • Elaborar un informe y compartir las lecciones aprendidas.

  • Paso 7. Implantar soluciones para prevenir el daño. Incorporar lecciones gracias al cambio de procedimientos, sistemas y prácticas. En este último paso se pretende trasladar las lecciones e incorporarlas a las formas de trabajar. Además, se pretende aportar soluciones realistas, sostenibles y efectivas.

    Suele ser habitual que el aprendizaje se realice en la fase de implementación. Y éste puede ser pasivo o activo. En el aprendizaje pasivo, las lecciones son identificadas, pero no son puestas en práctica. Sin embargo, en el aprendizaje activo, las lecciones identificadas son incorporadas en la cultura y practicadas por toda la organización.

Para poder complementar la información de este artículo, te invitamos a leer otra de nuestras entradas sobre la Ley de Seguridad del Paciente, la cual es respaldada por el Congreso de los Diputados. Este documento traducido por el Ministerio de Sanidad y Consumo centra sus palabras en la importancia de esta seguridad. Sin embargo, esta práctica puede derivar en ciertos riesgos y errores fundamentales de analizar.

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