La telemedicina consiste en la prestación de servicios médicos a distancia. Evitando que el paciente acuda hasta la consulta y que éstas puedan colapsar, el profesional de la salud pasa las revisiones mediante el uso de tecnología. Si bien ofrece grandes beneficios, también supone una serie de retos que requieren buscar soluciones.
- Accesibilidad: uno de los mayores retos o problemas es la capacidad de adaptación que tienen las personas de la tercera edad. Por norma general, personas con poco conocimiento de la tecnología. La telemedicina deberá desarrollarse en la búsqueda de poner fin a las barreras tecnológicas existentes a día de hoy.
- Pérdida de información: la relación médico-paciente puede verse perjudicada. Las consultas se vuelven más frías al no tener la presencia de unos y otros en la misma sala. Todo ello puede provocar una disminución de los conocimientos que adquiere un paciente, sobre su enfermedad o un posible tratamiento, por ejemplo. Y también posible falta de información del médico, por un olvido del paciente al no estar en la misma sala que aquel.
- Diagnósticos errados: las consultas a distancia imposibilitan al médico conocer de primera mano a la persona. Esto le obliga a sacar conclusiones de los síntomas que le traslada el paciente. Sin duda, la labor del médico se complica. Incluso, se imposibilita para casos que precisen de exámenes físicos. O en pacientes con necesidades clínicas de alta complejidad.
La pérdida de datos en telemedicina
Sin lugar a dudas, uno de los mayores peligros y conflictos que ha generado internet es la cantidad de información que las personas ofrecemos en la red. En la actualidad, la filtración de datos se encuentra en una vigilancia extrema. La protección de los datos es de vital importancia. Si se filtrasen, los pacientes podrían demandar al médico o a la institución. Todo ello generaría demandas con un alto coste económico y, lo que puede llegar a ser peor, una pérdida de reputación de la entidad irreparable.
Es posible que se produzcan robos de información; sin embargo, los errores humanos están a la orden del día. Para evitar estos errores, existen ciertos consejos que llevar a la práctica si se trabaja en la telemedicina:
- Herramientas de seguridad: en primer lugar, los softwares de seguridad se consideran indispensables. Estos pueden ser cualquier antivirus, que evite la infección de nuestros dispositivos con un malware.
- Actualización de sistemas: los sistemas se vuelven vulnerables con el tiempo, debido a la aparición de fallos detectados por los hackers. Por ello, parte importante para evitar el robo de datos es la actualización de los sistemas. Las versiones actualizadas cuentan con parches que corrigen los pequeños fallos que puedan tener.
- Copias de seguridad y cifrado de datos: con el envío de un dispositivo a otro de los datos de nuestros pacientes, es importante disponer de un cifrado de datos, que no convierta la información en algo de carácter público en la red. Además, es posible que se puedan borrar sin querer. Por lo tanto, es importante que el médico realice copias de seguridad periódicas, que eviten una posible pérdida irreparable de la información. Estos pasos sobre todo se realizan cuando se habla de información sensible. En el caso de la medicina, toda la información que se obtiene de los pacientes requiere de una extrema precaución. Por ello, los médicos deben seguir estas indicaciones en todo momento.
En definitiva, la tendencia por la telemedicina parece ir al alza. Sin embargo, las precauciones con los datos que se mueven por la red deben ser máximas. Ésta será la única forma de poder evitar demandas por pérdida o robo de información personal.
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