La viruela del mono es una infección rara, que es provocada por el contagio de la persona con el virus y no exclusivamente por una relación sexual, lo cual la descarta como una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS). Éste pertenece al género Orthopoxvirus de la familia Poxviridae. El género Orthopoxvirus es el mismo en el que se agrupan el virus de la variola, causante de la viruela; el virus vaccinia, un componente de la vacuna contra la viruela; y el virus de la viruela bovina.
Origen de la viruela del mono
La enfermedad se conoce desde hace relativamente poco tiempo. En 1958, se produjeron los primeros brotes conocidos en monos mantenidos para investigaciones. Debido a esto, es por lo que se conoce hoy en día como la “viruela del mono”. Las infecciones en personas son poco comunes fuera del continente africano y se relacionan con los viajes a este continente o por la importación de animales desde África, siendo la República Democrática del Congo el país con mayor número de casos.
Por lo que se conoce de esta enfermedad hasta la actualidad, los roedores y los monos de África serían el reservorio natural del patógeno, que pasaría de estos seres vivos hasta los humanos, con una sintomatología similar a la viruela (fiebre, dolor muscular, cansancio…).
Dada la gran similitud existente entre la viruela y la viruela del mono, la vacuna contra la primera protegería en hasta un 85% de la del mono, haciendo que el desarrollo de la enfermedad en humanos no deba suponer altos riesgos. La recomendación, para personas no vacunadas, es recibir la dosis en los cuatro días posteriores a la exposición al virus, evitando la aparición de síntomas. Si se recibiese entre los 4 y los 14 días posteriores, la aparición de la enfermedad no podría ser evitada, aunque se reduciría el impacto de ésta en el cuerpo de la persona.
Información para médicos: detectar la viruela del mono
Para reconocer a la viruela del mono, el médico deberá fijarse en los síntomas de la viruela ordinaria, ya que son compartidos con la viruela del mono. Sin embargo, la principal diferencia conocida para diferenciar una y otra es la inflamación de los ganglios linfáticos, que es producida por la viruela del mono. Esta inflamación es común hallarla en tres zonas: garganta, axilas o ingle. Además, puede producirse de forma localizada (una sola zona) o generalizada (por ejemplo, axilas y garganta).
El periodo de incubación, que suele abarcar entre 7 y 14 días, puede prolongarse en el tiempo hasta las tres semanas (21 días). Una vez termina la incubación, comienzan los síntomas. El paciente que llega a la consulta (recomendaciones de actuación en centros hospitalarios) puede presentar las siguientes anomalías en los primeros tres días de la enfermedad:
- Fiebre
- Jaqueca
- Dolores musculares
- Dolor de espalda
- Ganglios linfáticos inflamados
- Escalofríos
- Agotamiento
Transcurridos entre 24 y 72 horas tras la aparición de la fiebre, el paciente apreciará la aparición de erupciones, que son la principal diferencia con la viruela común. Estas lesiones suelen comenzar en boca y lengua, apareciendo posteriormente en otras zonas del cuerpo. Su cicatrización se produce de forma autónoma, tras -aproximadamente- dos semanas desde su aparición. Así, la persona podrá contagiar la viruela del mono desde que comienza a desarrollar estas erupciones hasta su cicatrización unas dos semanas después.
Tratamiento contra la viruela del mono
En la actualidad, aún se desconoce un tratamiento específico contra la enfermedad de la viruela del mono. Sin embargo, sí se han podido controlar los brotes ocurridos desde el descubrimiento de la enfermedad.
Esto se ha llevado a cabo con la vacuna contra la viruela común. Además, no solo protege a personas previamente a su contagio, sino que ayuda a desarrollar una enfermedad menos agresiva si la vacunación se produce poco después de la infección.
Los estudios revelan que la viruela del mono mató en África Central a entre el 1 y el 10% de los contagiados. En cambio, entre las personas vacunadas, la mortalidad por la enfermedad descendió bruscamente a uno o dos decesos cada millón de personas.
Asimismo, para el diagnóstico final de viruela del mono será necesario realizar una microscopía electrónica, un cultivo o una PCR. Por otro lado, también será posible un diagnóstico a través de una prueba serológica para la detección de IgM dentro de los cinco días posteriores a las primeras manifestaciones de la enfermedad; la detección de IgG se produce tras ocho días desde la infección.
Por último, no es obligatorio el aislamiento por la viruela del mono, salvo que un organismo local o estatal así lo indique. Sin embargo, la persona infectada sí debe autoaislarse y mantener el mínimo contacto con otras personas, de forma que se evite un posible brote. Además, la enfermedad podría suponer un mayor riesgo para personas con el sistema inmunitario comprometido. En España, el ministerio de Sanidad ha publicado ya los protocolos pertinentes para los profesionales de la salud.
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