trasplante hígado

El trasplante de hígado en cifras

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El trasplante de hígado se define como aquella extracción quirúrgica del hígado, de deficiente funcionamiento, reemplazado por uno nuevo correspondiente a un donante. La mayoría de los hígados provienen de personas fallecidas, pero también pueden provenir de familiares cercanos al paciente, amigos o donantes vivos.

Suele ser frecuente que el cirujano proceda a realizar un trasplante de hígado cuando las opciones previas han sido descartadas. En este momento nacerán las dudas sobre si se garantizará o no el resultado de la operación, debido al alto número de factores que intervienen, y a pesar de que este tipo de cirugías presenten un alto nivel de éxito.

Factores de riesgo y posibles complicaciones

  • Factores de riesgo que intervienen:
    • Los años.
    • Peso corporal del paciente.
    • Alimentación diaria.
    • Insuficiencia hepática.
    • Estado de ambos riñones.
    • Historial médico previo.
  • Posibles complicaciones derivadas:
    • Cicatrización ralentizada.
    • Hemorragia interna.
    • Coágulos de sangre en la arteria hepática.
    • Infección de la herida.
    • Fallo del hígado trasplantado.
    • Fallo de diversos órganos.
    • Septicemia (infección del torrente sanguíneo).
    • Fallecimiento.

Valores destacables del trasplante de hígado

En cuanto a la nota de prensa del Ministerio de Sanidad sobre la el balance de actividad, en el 2020, de la Organización Nacional de Trasplantes:

  • Más del 54% de la edad de los donantes superan los 60 años.
  • El 28% tiene 70.
  • 5,4% llegan a los 80 años.

Baleares logró, en el pasado año, realizar el primer trasplante de hígado a un hombre de 53 años gracias a dos intervenciones de 9 horas. De este modo, los isleños podrán dejar de desplazarse a Barcelona para la intervención.

Además, se registra que la edad máxima que deberá tener el donante es de 90 años. Resulta importante saber que el trasplante de hígado es el segundo tipo más común en Estados Unidos, desde 1988, con 157.000 intervenciones.

En el 2015 se ejecutaron un total de 7.100 trasplantes de hígado y 600 de esas cirugías se realizaron en pacientes menores de 17 años. En 2013, el 96% de las intervenciones de hígado se realizaron gracias a donantes fallecidos previamente, frente al 4% que correspondió a donantes vivos.

Durante la etapa del COVID-19, la Organización Nacional de Trasplantes publicó que, durante la crisis sanitaria, se produjo un descenso de la actividad de trasplantes. Hasta ese momento, el ritmo de donantes y personas que necesitaban un trasplante era constante. Sin embargo, ante la sobrecarga de trabajo del sistema sanitario, las cifras descendieron frente al Covid-19.

En el año 2020, Andalucía se posicionó en el primer puesto del ranking con más de 300 donantes de órganos. Le sigue Cataluña (270). La Comunidad Valenciana (190), Madrid (175) o País Vasco (120).

Con respecto al número de donantes por millón de habitantes, y por Comunidad Autónoma, en 2020, el País Vasco y Navarra ocupan las primeras posiciones; seguidos de Murcia, Cantabria, Extremadura, Cataluña, Andalucía o la Comunidad Valenciana.  

La curva de trasplantes en España ha sufrido grandes variaciones. En los últimos años, lograron realizar 4.400 intervenciones en el 2014 y 4.575 en el 2015. La curva experimentó una gran subida en el año 2019, el número de operaciones ascendió hasta las 5.500 y en el 2020, los valores descendieron hasta las 4.400 operaciones.

El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales elaboró un informe en el que se recogía la tasa de supervivencia media de los pacientes que se había sometido a trasplantes de hígado:

  • El 86% sigue con vida 1 año después de la intervención.
  • El 78% sigue vivo tras 3 años de la cirugía.
  • El 72% sobrevive después de 5 años tras la operación.
  • El 53% continúa con vida tras 20 años de la intervención.

El trasplante de hígado es un procedimiento quirúrgico que presenta una alta tasa de éxito. Sin embargo, diversos factores tanto previos a la operación como durante la misma, determinarán el tiempo de vida del paciente. La recuperación durará entre 3 y 6 meses después y, si las personas mantienen el estilo de vida adecuado tomando medicamentos inmunosupresores, vivirán durante décadas manteniendo una óptima calidad de vida. 

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